Para llevar adelante este proyecto se invitó al Sr. Arnoldo Sarli quien es integrante de la comisión directiva de la Federación Entrerriana de Ajedrez. y les enseñará en qué consiste este juego, a nuestros alumnos
Esta experiencia de enseñanza del ajedrez en la
escuela demostrará la importancia del juego como herramienta didáctica para
restablecer el circuito virtuoso en la relación enseñanza – aprendizaje: el
niño aprende disfrutando y disfruta aprendiendo.
El aprendizaje y la práctica del
ajedrez desarrollan en el niño todas las habilidades intelectuales que son objetivos
del proceso educativo escolar: la capacidad de observación; la atención y la
concentración; la memoria; la creatividad y la imaginación; el análisis y la
síntesis; la elaboración de hipótesis; el cálculo y la reversibilidad; el
pensamiento estratégico.
También permite desarrollar
capacidades personales como: mejorar la autonomía y la voluntad para la toma de
decisiones; elevar la autoestima; potenciar el aprendizaje significativo de
contenidos matemáticos; promover la conjugación de múltiples sistemas de
lenguaje; favorecer la transferencia de contenidos procedimentales.
El ajedrez es un juego que tiene
diversidad de matices. Por un lado es un juego de salón, el cual puede
entretener a niños y adultos y su característica principal es que su triunfo se
obtiene mediante la lógica y no gracias al azar, lo que ocurre en la mayoría de
los juegos.
Es por eso que el ajedrez nos
enseña a “pensar jugando” y nos hace responsables de nuestras propias
decisiones.
Es conveniente tener en cuenta
los objetivos que nos deciden a utilizar el ajedrez como un elemento útil en el
aula. Éstos abarcan los diferentes planos de la persona: lo cognoscitivo (la atención,
el razonamiento, la memoria y la creatividad), lo psicológico (el carácter), lo
volitivo (la independencia) y lo social.
La atención: imprescindible para
jugar. El tablero y sus piezas obligan al alumno a concentrarse en lo que ve, y
en lo que puede pasar. Los alumnos dispersos encuentran en el ajedrez un
entrenamiento propicio para su atención.
La memoria: la cual no se limita
a recordar el movimiento de las piezas y las reglas básicas. A medida que se
mejora en la práctica todo jugador aprende sobre la base de la experiencia. De
lo ocurrido en las partidas anteriores. La memoria permite que el alumno no
empiece desde cero cada partida sino que ya tenga incorporado un importante
bagaje que le ayudará a mejorar su rendimiento.
El razonamiento: fundamental en
el ajedrez. El análisis, la evaluación de ideas, la comparación, la adaptación
de estrategias, la valoración, etcétera. Son parte intrínseca del juego. Cuanto
más se logren agilizar los mecanismos que forman parte de un razonamiento
eficaz, mayores serán los progresos del jugador tanto en el ajedrez como en
otras áreas del saber.
La creatividad: generalmente las
personas que no saben jugar ajedrez lo consideran un juego lógico y punto. Se
encuentran muy lejos de la realidad. Cada jugador debe utilizar en las partidas
todo su potencial creativo buscando siempre nuevas alternativas. Consideremos
que el principiante que no conoce la teoría del juego crea en cada movimiento,
elige un camino, le da vida a sus piezas. En el ajedrez no siempre dos más dos
es cuatro. Sin la creatividad del hombre el juego hubiese desaparecido hace ya
algunos años.
El carácter: imprescindible para
jugar a algo y progresar. Todo jugador se compromete con el juego y pone todo
de sí en el mismo. El jugar implica ganar y perder, forjar el temperamento para
recuperarse de las derrotas y sacar provecho de ellas. Los chicos que no se
comprometen con un juego estarán perdiendo una interesante oportunidad para
formarse como mejores personas.
La independencia: como juego
individual, el ajedrez vuelve al jugador protagonista y responsable de sus
actos. Las decisiones son continuas así como la aceptación de las consecuencias
que traen. Es vital el desarrollar en los alumnos la confianza en sus
decisiones como parte del desarrollo de su autoestima.
La socialización: ya que si bien
es un juego individual, es necesario un compañero con quien no sólo se compite
sino que también se conoce y con quien puede establecerse un lazo de amistad.
También existe una gran cantidad de personas ligadas con el “mundo del ajedrez”
con quienes relacionarse e interactuar. Esto se ve en los niños que forman un
grupo de amistades que tienen en común el jugar ajedrez y con quienes se
encuentran en torneos u otras actividades similares.
Con la introducción de este
juego se pretende tanto el crecimiento intelectual como social: La solidaridad,
el respeto por el oponente, el crecimiento de la autoestima, el orden, la
autocrítica, la constancia y la agilidad mental.
Esta propuesta intenta
fortalecer y mejorar la calidad educativa de nuestros alumnos.
Propósitos:
-Promover en los niños que aprendan
a convivir; estimulando la participación en proyectos comunes.
-Fomentar el respeto por las
ideas diferentes.
-Incentivar que aprendan a ser
personas íntegras basadas en valores.
-Favorecer el desarrollo de la
concentración, la memoria y el pensamiento.
-Desarrollar la capacidad de
concentración mejorando la atención.
-Facilitar el respeto de las
reglas de juegos e interrelaciones sociales en el ámbito escolar.
-Ofrecer un espacio donde puedan
aprender, a través del ajedrez a resolver nuevas situaciones problemáticas de
la vida cotidiana.
-Crear un clima que permita afianzar
la autoestima, la iniciativa personal y el sentido crítico.
-Generar momentos que permitan
favorecer las relaciones interpersonales entre los alumnos.
-Conversar permanentemente con los alumnos
ante cada situación.
-Dialogar sobre la historia y la
importancia del ajedrez.
-Jugar.
Docentes responsables: Kloster
Daiana y Rios Yanina
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