sábado, 1 de septiembre de 2018

“LA GRAN PARTIDA DE 3ERO”

Este proyecto ha sido pensado para los alumnos de tercer grado "B"  turno tarde, ante la necesidad de fortalecer en los niños la autoestima y habilidades personales/intelectuales. 
Para llevar adelante este proyecto se invitó al Sr. Arnoldo Sarli  quien es integrante de la comisión directiva de la Federación Entrerriana de Ajedrez. y les  enseñará en qué consiste este  juego,  a nuestros alumnos
Esta experiencia de enseñanza del ajedrez en la escuela demostrará la importancia del juego como herramienta didáctica para restablecer el circuito virtuoso en la relación enseñanza – aprendizaje: el niño aprende disfrutando y disfruta aprendiendo.

El aprendizaje y la práctica del ajedrez desarrollan en el niño todas las habilidades intelectuales que son objetivos del proceso educativo escolar: la capacidad de observación; la atención y la concentración; la memoria; la creatividad y la imaginación; el análisis y la síntesis; la elaboración de hipótesis; el cálculo y la reversibilidad; el pensamiento estratégico.
También permite desarrollar capacidades personales como: mejorar la autonomía y la voluntad para la toma de decisiones; elevar la autoestima; potenciar el aprendizaje significativo de contenidos matemáticos; promover la conjugación de múltiples sistemas de lenguaje; favorecer la transferencia de contenidos procedimentales.
El ajedrez es un juego que tiene diversidad de matices. Por un lado es un juego de salón, el cual puede entretener a niños y adultos y su característica principal es que su triunfo se obtiene mediante la lógica y no gracias al azar, lo que ocurre en la mayoría de los juegos.
Es por eso que el ajedrez nos enseña a “pensar jugando” y nos hace responsables de nuestras propias decisiones.

Es conveniente tener en cuenta los objetivos que nos deciden a utilizar el ajedrez como un elemento útil en el aula. Éstos abarcan los diferentes planos de la persona: lo cognoscitivo (la atención, el razonamiento, la memoria y la creatividad), lo psicológico (el carácter), lo volitivo (la independencia) y lo social.
La atención: imprescindible para jugar. El tablero y sus piezas obligan al alumno a concentrarse en lo que ve, y en lo que puede pasar. Los alumnos dispersos encuentran en el ajedrez un entrenamiento propicio para su atención.
La memoria: la cual no se limita a recordar el movimiento de las piezas y las reglas básicas. A medida que se mejora en la práctica todo jugador aprende sobre la base de la experiencia. De lo ocurrido en las partidas anteriores. La memoria permite que el alumno no empiece desde cero cada partida sino que ya tenga incorporado un importante bagaje que le ayudará a mejorar su rendimiento.
El razonamiento: fundamental en el ajedrez. El análisis, la evaluación de ideas, la comparación, la adaptación de estrategias, la valoración, etcétera. Son parte intrínseca del juego. Cuanto más se logren agilizar los mecanismos que forman parte de un razonamiento eficaz, mayores serán los progresos del jugador tanto en el ajedrez como en otras áreas del saber.
La creatividad: generalmente las personas que no saben jugar ajedrez lo consideran un juego lógico y punto. Se encuentran muy lejos de la realidad. Cada jugador debe utilizar en las partidas todo su potencial creativo buscando siempre nuevas alternativas. Consideremos que el principiante que no conoce la teoría del juego crea en cada movimiento, elige un camino, le da vida a sus piezas. En el ajedrez no siempre dos más dos es cuatro. Sin la creatividad del hombre el juego hubiese desaparecido hace ya algunos años.
El carácter: imprescindible para jugar a algo y progresar. Todo jugador se compromete con el juego y pone todo de sí en el mismo. El jugar implica ganar y perder, forjar el temperamento para recuperarse de las derrotas y sacar provecho de ellas. Los chicos que no se comprometen con un juego estarán perdiendo una interesante oportunidad para formarse como mejores personas.
La independencia: como juego individual, el ajedrez vuelve al jugador protagonista y responsable de sus actos. Las decisiones son continuas así como la aceptación de las consecuencias que traen. Es vital el desarrollar en los alumnos la confianza en sus decisiones como parte del desarrollo de su autoestima.
La socialización: ya que si bien es un juego individual, es necesario un compañero con quien no sólo se compite sino que también se conoce y con quien puede establecerse un lazo de amistad. También existe una gran cantidad de personas ligadas con el “mundo del ajedrez” con quienes relacionarse e interactuar. Esto se ve en los niños que forman un grupo de amistades que tienen en común el jugar ajedrez y con quienes se encuentran en torneos u otras actividades similares.
Con la introducción de este juego se pretende tanto el crecimiento intelectual como social: La solidaridad, el respeto por el oponente, el crecimiento de la autoestima, el orden, la autocrítica, la constancia y la agilidad mental.
Esta propuesta intenta fortalecer y mejorar la calidad educativa de nuestros alumnos.
Propósitos:
-Promover en los niños que aprendan a convivir; estimulando la participación en proyectos comunes.
-Fomentar el respeto por las ideas diferentes.
-Incentivar que aprendan a ser personas íntegras basadas en valores.
-Favorecer el desarrollo de la concentración, la memoria y el pensamiento.
-Desarrollar la capacidad de concentración mejorando la atención.
-Facilitar el respeto de las reglas de juegos e interrelaciones sociales en el ámbito escolar.
-Ofrecer un espacio donde puedan aprender, a través del ajedrez a resolver nuevas situaciones problemáticas de la vida cotidiana.
-Crear un clima que permita afianzar la autoestima, la iniciativa personal y el sentido crítico.
-Generar momentos que permitan favorecer las relaciones interpersonales entre los alumnos.

Estrategias:
-Conversar permanentemente con los alumnos ante cada situación.
-Dialogar sobre la historia y la importancia del ajedrez.
-Jugar.

Docentes responsables: Kloster Daiana y Rios Yanina














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